jueves, 30 de mayo de 2013

Todo por unos simples carteles.

Y me entran ganas de decir ¡sí, puedes ser feliz! ¡conmigo! Pero no lo hago. Me pregunto por qué la vida tiene que darnos tantas hostias… Por qué tenemos que reprimir nuestros impulsos asustados por las consecuencias.

Ayer yendo de camino a casa pasé, como cada día, por una calle donde ponen los carteles de conciertos. Me gusta pararme siempre y mirarlo a ver si por algún casual ponen algo que me interese (aunque nunca lo han hecho) y ayer, como de costumbre, miré de reojo hacia ese lugar. La capa de carteles unos encima de otros, después de tanto tiempo sin quitarse, era bastante gruesa y casualmente se estaba empezando a despegar. En ese momento me invadió un impulso de dirigirme hacia allí, coger el extremo de esa aglomeración de carteles y tirar fuertemente corriendo en dirección contraria para arrancarlo. Soy así, me dan impulsos tontos e irracionales, como coger un tacón de aguja y cargarme el tacón mientras hace “clak” (según me imagino, pues nunca lo he hecho). El caso es que me dieron ganas de arrancarlo, pero no lo hice. Continué caminando como si nada hubiera pasado y pensé que Mozart en mi lugar sí que lo habría hecho, eso fue lo que pensé. Esta mañana el cartel seguía igual. Nadie lo había tocado y eso me ha producido alegría (“aun puedo hacerlo” he pensado). Seguramente pasarán un par de días en los la aglomeración de carteles me dirá “arráncame” y yo le diré “hay gente, no puedo hacerlo” hasta que al tercer día alguien lo haya quitado para empezar a plasmar carteles de nuevo. Ese día, miraré esa limpia pared y me arrepentiré de no haber satisfecho esa tonta necesidad.
Así pasa mi vida, arrepentirme por lo que no he hecho desperdiciando las oportunidades que se me presentan por factores tales como el “qué dirán” o el “qué pasará”. Soy inútil. El primer paso es darse cuenta del problema, o eso dicen, así que it’s something.

two .

miércoles, 29 de mayo de 2013

Naturaleza


Adoro el sol de primavera, el sonido cantarín de los pájaros, la brisa que ondea mis cabellos...
Es curioso como acabas amando a lo que antes no prestabas atención. Numerosos han sido los viajes que he hecho de pequeña, las excursiones a la montaña donde yo, una niña demasiado pesada, agotaba a los demás con mis quejidos.
Si bien es cierto que también disfrutaba de los lugares, sin embargo, no soportaba hacer senderismo.
Ahora, en la ciudad busco desesperadamente algo que me haga sentir como de niña. Algo que me haga recordar que vivo en una tierra donde no sólo importa lo humano, donde no todo es obra nuestra, donde no nos creamos los dueños del mundo.
Me gusta vivir en la ciudad, la independencia que ello te da, el tenerlo todo cerca: es muy práctico. Me gusta vivir en este momento aquí, pero hay momentos en los que necesito huir. Necesito escapar de las prisas, de las conversaciones absurdas o críticas que van a parar a mis oídos -aunque yo realmente no quiera escucharlas- de la luz artificial, del asfalto.
Antes, en esos momentos de claustrofobia, lo único que tenía que hacer era salir de casa e irme al bancal.  Y cuando precisamente era primavera gozaba de un espectáculo visual y sonoro. 
Si ahora mismo estuviera en mi campo no dudaría en qué hacer. Iría directa a esa zona de césped donde enfrentados se encuentran un olivo y un almendro (qué bonitos son los almendros en flor...) y en medio, oportunamente dispuesta, una vieja silla de mimbre que año tras año sigue ahí, invitándome a sentarme en ella y disfrutar de la naturaleza. Daría cualquier cosa por encontrarme ahora en este lugar, con mi pequeña Dafne correteando tan feliz.
No obstante, tengo que conformarme con el parque de al lado de la universidad. Cada vez que salgo a comer me pregunto por qué la gente se queda en los bancos del recinto y no se va un parque donde da el sol y hay un bonito césped. No lo entiendo, pero sinceramente, prefiero que siga así, pues cuando estoy allí puedo gozar de la tranquilidad que tanto ansío.
Por suerte, el año que viene tendré al alcance de mi mano sitios más bucólicos que el parque de la universidad o el campo de mi casa. El año que viene, en Ioannina, podré disfrutar de la naturaleza en un estado más puro, como por ejemplo, en el lugar de la fotografía.
Cuando tuve que elegir el destino dudé entre dos ciudades, Tesalónica (la Barcelona de Grecia) o Ioannina (la Galicia). Ambas ciudades tenían sus ventajas e inconvenientes y por eso estuve cuestionándome cual elegir, aunque en mi interior siempre supe que me decantaría por la primera. 
En efecto, viendo sus imágenes me cautivó y ahora comprendo que hice la elección en base a esto mismo que ahora estoy expresando: necesitaba más naturaleza y menos ciudad en mi vida. ¡Cómo iba a ir a una gran ciudad si ya empezaba a no estar a gusto en una pequeña!
Grecia me espera... ¡Qué emoción!



domingo, 26 de mayo de 2013

Post examen y depresiones varias

Ayer la fiesta acabó siendo para lidiar las penas... Aquí estoy, suplicando una probado cuando antes no me conformaba con un notable... La vida cambia, y profesores capullos hay en todos los sitios.

Hoy me he levantado con una sensación extraña. Frialdad y soledad. Hoy me he levantado con una persona durmiendo a mi lado, sin embargo, parecía que allí no había nadie más que yo; parecía una mañana, como la mayoría de ellas, en la que me levanto pero tras luchar con el despertador y con mi vida para apartarme de ellos y seguir allí, durmiendo. Una de esas mañanas en que un sonido estridente me despierta en vez de un tierno beso. Una de esas mañanas en las que, sin desayunar y sin ni siquiera mirarme al espejo, apresuradamente cojo mis libros y marcho a la universidad.
Tristes despertares en los que lo único bueno que encuentro es la música que me acompaña en el trayecto y el agradable ronroneo de mi gatita.

Hoy no tenía que ir a la universidad y tampoco he tenido que luchar con ningún despertador pues me he despertado antes que él lo hiciera. Hoy debería ser una de esas mañanas en las que me despierten los besos, pero no lo ha sido. Debería ser feliz, pero no lo soy.

Cuanto más cuesta aprender a compartir tu vida con alguien tanto más desaprenderlo y aconstumbrarte a que vuelves a estar tú y nadie más.


two .

viernes, 24 de mayo de 2013

Nervios

Ojalá tuviera tiempo para ponerme a escribir...
Mañana es el gran día, el día del peor examen de mi vida XD
Espero que los dioses me asistan y me ayuden con tan complicada tarea.
Ya desvarío.

Quiero acabar con esta angustia vital.
Mañana fiesta para celebrarlo o lidiar las penas.

two .

lunes, 20 de mayo de 2013

Intermitencias

De pequeña intenté varias veces hacer un diario, y como me pasa con este blog, intermitentemente escribí y dejé de hacerlo. Basta ya de falsas promesas como "sí, ahora voy a retomar este blog y escribiré a menudo" he llegado a la conclusión de que soy así. Pasaran épocas de "no producción" a veces muy largas, otras más breves, pero este blog siempre seguirá justo en el punto en el que lo he dejado, ni más arrugado ni amarillento, como pasó con mi pequeño diario, sino exactamente igual como lo dejé. 
Es agradable hojear aquellas cosas que tiempo ha escribí y transportarme a esos momentos. Quiero creer que mi vida ha cambiado a mejor y algunas de las cosas que antes me atormentaban están adquiriendo un papel secundario en mi vida.
Si bien,en cuanto a otros asuntos "nada me han enseñado los años, siempre caigo en los mismos errores, otra vez a brindar con extraños y a llorar con los mismos dolores".
Aquí dejo un texto que escribí hace tiempo puesto que en este momento no estoy para nada inspirada.



He tenido tantas experiencias en las que todo acababa mal, en las que me sentía abandonada por la otra persona, que es inevitable que me hayan dejado huella. Y siempre, justo antes de que me dejaran… me venía ese horrible presentimiento que me decía “Claudia, algo va mal” y siempre suplicaba estar equivocada, que todo fuera una paranoia… pero nunca lo era. Bajo las aparentes justificaciones lógicas subyacía un trasfondo de realidad, una enorme y fría falta de interés por parte de la otra persona de modo que cualquier cosa (“es que tenía que hacer un trabajo”, “es que tenía que acabar una peli”, “es que…”) era mejor que estar a mi lado. Y era cuestión de tiempo que la otra persona también se diera cuenta y decidiera mandarme a la mierda. Hoy me he sentido así y vuelvo a rezar a dioses que no creo y a suplicar al destino para que esté equivocada. Como siempre pondré de mi parte, intentaré trazar planes alternativos para compaginar con aquello que sea un impedimento para vernos o hablar, me rallaré más de lo posible y nunca tiraré la toalla, hasta que de nuevo él lo tenga que hacer. Entonces yo… dejando caer una triste lágrima por mi mejilla que seguirá a otra y otra, mientras permanezco completamente inmóvil, intentaré pensar que eso ha sido lo mejor y hacer como si la otra persona nunca hubiera existido. No sé proceder de otra forma y no veo nada de positivo en lo que hago actualmente. Solo me queda esperar que todo se arregle, o que nunca se haya estropeado y volver a encerrar en ese fatídico baúl estos sentimientos que hoy han explotado. Sólo me queda esperar… no podría haber llegado a una conclusión más penosa…


Una vuelta al blog muy pesimista, lo sé, pero hoy mis ánimos, atolondrados por la inminencia de los exámenes y la posiblilidad de suspenso, no me incitan a otra cosa. Hasta el 14 de junio, fin de mis exámenes, no se puede esperar otra cosa de mi. El día 15 volveré a mi amada Tabarca, como cada año, a pasar una de mis mejores semanas de verano :D
two .