viernes, 14 de junio de 2013

Por decir algo (¿dónde estás inspiración?)

Recuerdo los viejos tiempos, aquellos en los que yo, desorganizada aun, me pasaba noches en vela estudiando en la víspera de un examen.
Aquí estoy ahora, como tres años atrás, delante de unos apuntes que estoy empezando a odiar.
Ya no recordaba esa sensación: silencio absoluto; nada me perturba, ni los vecinos, ni el ruido de la calle… nada excepto el leve sonido del portátil (mi antiguo portátil hacía mucho más ruido, voy progresando).

Siento que tengo toda la noche por delante, no tengo prisa alguna, en contraposición con mis tardes de estudio que son todo lo contrario: aumenta el agobio conforme las horas pasan. Me siento calmada, relajada. Eso me gusta.

Coger la cama va a ser un placer supremo… ojalá no me derrotara el sueño… me gustaría ser nocturna!

two .

viernes, 7 de junio de 2013

Creo que estas semanas de exámenes ya me están matando.
Antes tenía más aguante, no me explico cómo en tan poco tiempo se pierde una costumbre tan afianzada (estudiar y estudiar más) y pareces oxidada cuando después de un tiempo vuelves a ella.
Mañana tengo un examen, una mierda de examen que conlleva que mi mente memorice conocimientos inútiles. Que hace que pierda el tiempo en algo nada productivo. Me desmotiva.
Presiento que abandonaré de nuevo el blog, la semana que viene me esperan exámenes, fiestas de despedida/fin de exámenes y luego una semana en Tabarca desconectando de todo, sin internet, sin móvil, sin tele.
Espero que eso no ocurra y que esta cutreentrada no sea la última que quede.
Ahora mismo sólo hay una palabra que me define: desmotivación. Habrá que luchar contra ella, pero en pro de centrarse en los estudios y no de escribir aquí.
Me despido.


Volveré.


two .

lunes, 3 de junio de 2013

Poema nº20

Aquí dejo el poema nº20 de Pablo Neruda de de Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Gracias Marta, por ese regalo...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo "La noche está estrellada,
Y titilan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso no es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Cómo antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
Y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

domingo, 2 de junio de 2013

Un triste adiós

Intentar una y otra vez lo mismo, y obtener idéntico resultado. Ya no hay justificación para seguir haciéndolo. A menudo nos aferramos a la esperanza de que las cosas puedan ser de otra forma, de que puedan mejorar; sin embargo no somos conscientes de que nada puede cambiar si las circunstancias son las mismas; si las actitudes, las mismas.
Pasa el tiempo y las cosas se enfrían, y en parte, eso es bueno: relaja. Sin embargo, cuando vuelves a intentar arreglarlo, todo aquello que ya veías como un sueño lejano vuelve a resurgir. Notas las púas que se van dejando en la conversación y piensas “seguro que también estoy dejando púas yo, pero, joder, no quiero hacerlo”. Recuerdo esos momentos en los que yo estaba en el otro lado, era la dejada y no la que dejaba y cómo cualquier frase completamente vacía de doble sentido era escudriñada para buscar algo más, para buscar cualquier vestigio de sentimiento que pudiera devolverme la esperanza y odiar a aquella persona que me dejó porque veía muestras de que me quería. “No lo entiendo” pensaba en su momento. Y ahora, entiendo por qué él dice lo mismo.
De los errores se aprende y yo he cometido uno. No es que él me haya dejado de importar, pero debo actuar como si eso ocurriera, pues mis muestras de interés no harían más que desconcertarle y ya sé cómo se siente uno así. Mi interés no significa que esté arrepentida, que quiera volver. Por eso debo mantenerme firme, porque yo tengo ese papel. Por eso no quería mostrarme débil ante él ni él tendría porqué tenderme su mano para ayudarme.
Es muy difícil comprender que lo que fue no es y llegar a conseguirlo conlleva muchos esfuerzos. No quiero darle vanas esperanzas y si eso conlleva no saber absolutamente nada de él, tendré que asumir ese hecho.

“Espero que luego se arregle todo” iba a decir, pero sería fundar esperanzas o estar bien simplemente por buscar ese fin. No, no está en mi vida. Ya no hay nada más que decir.

two .